Analizaremos primero algunas lecciones que nos trae el Covid. 19.

Las máscaras nos están enseñando cómo viven las mujeres musulmanas toda su vida, cubiertas con velos (máscaras), y expresando todos sus sentimientos solo con sus ojos.

Podríamos decir que con la experiencia de las máscaras que se usan por condiciones religiosas en las culturales de Oriente, todos los géneros y edades del mundo libre estamos entendiendo y aprendiendo lo que significa esta condición de enmascarados, desde nuestra respiración hasta cualquier expresión de sentimientos solo con los ojos.

Para no extenderme mucho, incluyo como introducción, reflexiones sobre las distancias que hay que mantener, esta limitación nos impide los abrazos, los saludos mediante contactos con las manos y otros. Según cada cultura de las existentes a nivel mundial, los cambios son más restrictivos en algunos casos, como los besos o cualquier otra expresión, además de los saludos con las manos.

Las normas de seguridad que continuamente nos obligan a usar gel o alcohol para desinfectarnos las manos, con la necesidad de llevar siempre con nosotros pequeños envases, para no solo aplicarlo a nuestras manos, sino también para utilizarlo en objetos, calzado y más.

Vivimos una nueva realidad que además de lo expresado, nos mantiene tensos y en incertidumbre por todas las informaciones que circulan en forma abundante en las redes sociales.

Los comentarios sobre los encierros obligatorios, las limitaciones de movilidad, las distancias de contactos humanos y en cada país y sus circunstancias más medidas como los aforos en locales de todo tipo y transportes y más.

Vivimos como prisioneros del Covid 19, sus mutaciones, sus tratamientos, sus vacunas y más.

Podríamos concluir que somos esclavos del Covid 19 y de quienes posiblemente lo crearon y manipulan en este nuevo orden mundial.

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