Jueves, 02 Mayo 2013 00:00

Parámetros y democracia

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Solo comprendí el alcance de su pregunta, cuando en días posteriores revisé los diccionarios para apreciar entonces la inquietud de un experto en el idioma, escritor y académico de la lengua, como lo era él.

El diccionario entre otras definiciones de parámetros, nos indica: “PARA = a un lado + METRON = medida (del griego)”.  Línea constante que entra en la ecuación de algunas curvas.

Por lo tanto, cuando decimos “los parámetros del desarrollo, la justicia, la democracia”, ¿qué es lo que realmente queremos expresar o decir?  Podríamos interpretar que parámetros son los niveles comparativos con los que analizamos las diferentes materias, ya sean éstas de índole tangible o intangible.  Esto podría asimilarse con otra definición del diccionario para dicha palabra: “Constantes en las curvas de aprendizajes, etc., que definen la curva y que cambian al variar las circunstancias (material, sujeto, circunstancias), que rodean al objeto que está sometido a experimento”.  Esto último nos pone en el marco referencial que completa la segunda parte del título del artículo: “DEMOCRACIAS”.

Nuestras democracias en Latinoamérica y muchos otros países del mundo están sometidas al experimento de afianzarlas en unos “parámetros” de desarrollo económico y cultural, con una estructura jurídica y procedimientos legales que no son comparables con las democracias tradicionales de Europa Occidental, Japón, Estados Unidos o Canadá.  El material, sujeto y circunstancias hacen que nuestros gobernantes manejen la curva que define a democracia a su antojo e interés, haciendo que las constantes comparativas de las viejas democracias que determinarían nuestro aprendizaje, no sirvan para nada como “parámetros de referencia”.

Las autenticas democracias antes mencionadas, tienen autoridad, respaldo legal y accionar efectivo, por lo cual la libertad en las mismas no se convierte en libertinaje como en nuestros países, el poder tiene sus límites impidiendo el abuso y la extorsión de las autoridades, y la justicia se aplica por igual a todos, sean estos miembros del partido gobernante o máximas autoridades de sus respectivas naciones.

Así la historia pasada y actual nos da las lecciones y experiencias vividas por el presidente Nixon en Estados Unidos, y del Primer Ministro Nakasone en Japón.  Nuestra democracia, según los materiales que trata el Presidente o el Congreso, dependiendo de quienes sean el sujeto o sujetos, y en qué circunstancias, se define en una u otra forma, por lo cual, la curva democrática de nuestros países se configura en el cuadro referencial no como una línea ascendente dentro de los parámetros que definan casi universalmente a las mismas, sino como una línea sinuosa de curvas ascendentes y descendentes en unos parámetros que cada cual pone desde los intereses personales y partidistas que nunca son los de la mayoría de los ciudadanos, ni los que convienen en ciertos países.

No sé, paciente lector, si logré aclarar las ideas o confundirlo más, pero lo último es lo que estamos los ciudadanos “confundidos”, ante el libertinaje, el abuso, la falta de autoridad o el ejercicio de la misma en interpretaciones y acciones que en razón de los materiales, sujetos y circunstancias se han dado y siguen dándose.

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