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Jueves, 06 Abril 2017 20:03

Reflexiones sobre el pasado, el aquí y el ahora

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Por: Estela Castañeda  - Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

El avance de la tecnología definitivamente ha contribuido a la globalización. Vienen a mi memoria los tiempos de mi niñez durante los años sesenta… Crecí en un pequeño poblado cercano a la ciudad de Guadalajara, Jalisco, México. Todo era mucho más sencillo. Vivíamos en una burbuja dentro de nuestro propio espacio; estábamos protegidos por una especie de capelo. Incluso, los acontecimientos del país no nos afectaban “aparentemente” o al menos no lo percibíamos. Éramos ajenos a la realidad que nos rodeaba.

En aquel entonces, ciertos programas para niños describían el futuro de una manera fascinante: caricaturas como la de “Los Supersónicos” en donde ya se vislumbraban autos voladores, cámaras de video para comunicarse, así como robots para ayuda doméstica, entre otros. Series como Star Trek en donde los viajes interplanetarios eran parte de lo que está por venir. Nunca me imaginé que podría vivir para contarlo….

Recuerdo además, que los únicos medios de comunicación en aquel entonces era el correo —que tardaba una eternidad— el teléfono fijo, cuyo costo era elevadísimo para llamadas de larga distancia y que por ello, no estaba al alcance de cualquiera. Lo más cercano a la prontitud de recepción de mensajes era el telegrama en el cual, el remitente ahorraba palabras para minimizar el costo del envío y por lo general, era utilizado para casos de emergencia.

Más adelante, en los albores de mi juventud y recién graduada, recuerdo haber laborado en una empresa de semillas híbridas que utilizaba como medio de comunicación el telex; aparato rudimentario que constaba de un gran teclado y transmitía los mensajes de manera telegráfica. Trabajaba a través de una red conmutada de teletipos que operaban de manera similar a una red telefónica.

Pero sin duda alguna, y en mi opinión, el salto cuántico a la modernidad se dio a mediados de los años ‘80 del siglo pasado con el telefax/fax, el cual opera a través de una línea telefónica y que ahora, prácticamente, está en desuso. Para quienes tuvimos la oportunidad de utilizar este medio de comunicación al inicio de su aparición, podemos constatar que fue de gran utilidad tanto a nivel empresarial, laboral como gubernamental, ya que se podían obtener copias de documentos, gráficos, fotografías y textos en cuestión de minutos.

En mi caso particular, los nuevos métodos de comunicación y su bajo costo, me han permitido mantenerme cerca de mis seres queridos — incluyendo a mis hijos— quienes están dispersos alrededor del mundo. Hemos compartido el “aquí y el ahora” con imágenes, palabras, emociones, risas, relatos, momentos inolvidables, tristezas, alegrías, frustraciones, preocupaciones, nos hemos dado aliento, en fin…

Pero también, este avance tecnológico me ha revelado una gran verdad sobre el mundo en que vivimos: no importa el lugar del planeta en que permanezcamos, ni la cultura que poseamos, los seres humanos sufrimos las atrocidades de los cambios climáticos, de la emigración, la economía, la corrupción de los gobiernos, la droga, las guerras y las diferencias religiosas.

En estos momentos, mientras escribo estas líneas, me llegan mensajes de mi segunda patria “Ecuador” —país que me acogió por 26 años —. Con gran emoción e incertidumbre, vivo simultáneamente los acontecimientos de las elecciones. Me uno en espíritu a la lucha del pueblo ecuatoriano por demandar sus derechos a la democracia y evitar a toda costa el fraude electoral. Sin duda alguna, las consecuencias del mal manejo del gobierno actual ha cobrado facturas muy altas en el aspecto social, económico, moral y ético, por mencionar algunos.

Los actuales medios de comunicación y redes sociales han permitido conocer la nefasta realidad del país vecino Venezuela que ha forzado a miles de ciudadanos a desertar. El despertar del pueblo ecuatoriano se ha dado en parte a esta realidad. Ha aprendido a poner límites a tiempo. Estas son las ventajas de vivir interconectados. De alguna forma, nos concientiza como seres humanos; nos une en el dolor ajeno y nos permite reflexionar para evitar incurrir en errores ya experimentados por otros.

Algunos países de Latinoamérica están atravesando por situaciones similares. Mi anhelo es que, lo que hemos percibido a través de los medios, nos sirva de plataforma para realizar los cambios que sean necesarios tanto a nivel individual como de naciones para lograr un futuro mejor.

Y si, “todos viajamos por la vida en la misma nave Tierra”*. Somos coparticipes de la realidad que vivimos. Cada acción, decisión que tomamos o dejamos de tomar, por mínima que parezca, afecta nuestro entorno.

*Joseph Garzozi B. en su artículo PENSAR, Temas Principales: “Compartiendo Sentimientos en Tiempo Real”. 27, Abril, 2015.

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