Todos los seres humanos piden a diario cosas al Universo:

Dinero, fama, objetos materiales, realizaciones personales, viajes, joyas… cualquier cosa que deseen, aunque cada día sea una nueva.

Según las teorías budistas, el deseo es lo que pierde al hombre.  Lo que hace que extravíe su camino hacia la evolución.  El deseo le impide su verdadera autorrealización. La persona que menos cosas desea, es según ellos, la que está más cercana a la perfección.

Esto nos lleva a preguntarnos ¿qué pedirle al Universo que nos permita tomar el camino hacia nuestra propia evolución y autorrealización?

A mi modo de ver y sentir el mundo terrenal, no único que le pediría al Universo, es encontrar en mi camino un hombre bueno de corazón justo y puro al que pueda amar.  Ni siquiera pedirle que me ame del mismo modo, sino simplemente, un hombre capaz de despertar en mí el verdadero amor.

El que me ame o no, resulta irrelevante, porque el amor en sí mismo es la verdad última de la vida… ¿Para qué más?